Aristóteles dijo, “la felicidad es una actividad, no un estado"
Sentimos felicidad cuando estamos haciendo una actividad que fatisface uno de los deseos esenciales:
- Una vida cómoda, sin sobresaltos, con momentos de disfrute y una buena salud
- Relaciones afectivas significativas que nos proporcionen cuidado y reconocimiento.
- Sentir que nuestra vida tiene un propósito, que progresamos, que lo que hacemos cada día tiene un sentido y aporta algo.
Así, la felicidad no puede buscarse directamente sino que lo que hay que buscar es la actividad. Y para hacerlo hay que eliminar obstáculos como el miedo, el aburrimiento, la falta de entusiasmo, la desconfianza, la insensibilidad.
Y fomentar la cultura de las aficiones, de los proyectos personales, de la capacidad de hacer planes.
José Antonio Marina, catedrático de filosofía,
entrevista en la revista Cuerpomente
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